Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua en el exilio junto a otros sacerdotes de Nicaragua y de otras partes de Estados Unidos celebró una Misa el pasado 06 de enero, desde donde emitió una reflexión pastoral sobre la realidad del país en un momento donde la dictadura Ortega-Murillo ha desatado una feroz persecución religiosa.
«Los tiranos aparentan ser valientes y se presentan altaneros y agresivos, pero son muy miedosos. Se sienten continuamente amenazados. Para ellos, los demás, el pueblo entero, incluso los de su círculo más íntimo, son siempre rivales o enemigos contra quienes luchar y a quienes engañar o eliminar», manifestó durante su homilía en ocasión al Día de Reyes, el 6 de enero, en Los Ángeles, California, Estados Unidos.
En consecuencia, «los secuestros y encarcelamiento arbitrario de tantos hermanos nuestros, entre ellos dos queridos obispos y varios sacerdotes, muestra no solo el afán de instaurar un poder dinástico, injusto y violento, sino también el miedo y la debilidad de un sistema anacrónico e inhumano ante la fuerza de la verdad y del amor. Por eso odian a la Iglesia«, añadió.
El líder religioso resaltó que hoy Nicaragua sufre a causa de un sistema dictatorial, «sostenido por personas con la mente y el corazón oscurecido, cuya única ley es la ambición desmedida, la irracionalidad, la venganza, el odio».
Sin embargo, recordó que «todos los tiranos pasan y un día ya no están, quedando olvidados y condenados por Dios y la historia».
Tomando de ejemplo el largo viaje de los «tres reyes magos» que siguieron la estrella que les anunciaba el nacimiento de Jesús, el obispo señaló que los «magos» enseñan a no resignarse con que «las cosas sigan siendo como han sido siempre» y perseverar en el ideal aún en medio de las vicisitudes.
En esa línea, invitó a aceptar a que las sociedades se equivocan y los grandes cambios son lentos. En el caso de Nicaragua, dijo que «hay que superar tantos vicios sociales y políticos que han dominado nuestra historia, tales como el sometimiento de la ley a las arbitrariedades de los poderosos o la indiferencia de gran parte de la ciudadanía frente a la realidad social y política».
Monseñor Báez resaltó que «la adoración de rodillas ante Jesús nos dará fuerzas para no arrodillarnos ante ningún poderoso de este mundo, no adorará a los ídolos de muerte que nos quieren doblegar».
«No tengamos miedo al poder ni nos dejemos intimidar por sus engañosas falacias; confiemos más en la bondad de Dios que en el aparente esplendor de los poderosos», sostuvo.