Ana Martínez, una nicaragüense de 30 años y madre de tres niños, admite que fue un «error» intentar quitarse la vida y buscó ayuda médica para no volver a buscar la solución en una medida que atentaría además contra su propia familia.
Su caso no es único. Como Martínez, otros nicaragüenses han recurrido al suicidio o lo han intentado. En 2022 al menos 426 personas se suicidaron en Nicaragua, según datos oficiales. Las cifras muestran un leve incremento en relación con el 2021 que contabilizó 365 suicidios y 330 en 2020.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) “el 77 % de los suicidios se produce en los países de ingresos bajos y medianos”
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) los suicidios e intentos de suicidio tienen un efecto “dominó” que afectan no solo a estas personas, sino a sus familias, comunidades y sociedades.
Martínez tiene tres hijos: un niño de 10 años y dos niñas de 4 años y 5 meses. Cuando cometió «ese error» -dice- ella fue sola al hospital para decir qué había pasado y pedir ayuda «por el bien de su familia».
“Lo hice sin pensar, no pensé en mis hijos, en mi familia, ni en quienes en verdad me quieren, solo pensé en el problema que tenía”, admitió.
El Ministerio de Salud (Minsa) no ubicó el suicidio dentro de las 15 principales causas de defunciones en 2023 dentro del Mapa Nacional de Salud, pese a que debería de estar por lo menos en el puesto 14, con 198 muertes, acorde a las cifras del Instituto de Medicina Legal (IML).
Este cambio es engañoso y pretende evitar que la situación del suicidio no sea visto como un problema nacional, advierte un psicólogo con experiencia en atención de pacientes con tendencias al suicidio, quien solicitó el anonimato para evitar represalias del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Durante los últimos siete años en Nicaragua, el suicidio se ha encontrado dentro de las principales causas de fallecimientos, variando entre las posiciones 12 y 15 en el Mapa Nacional de Salud.
En 2017, año en el que el suicidio apareció por primera vez entre las principales causas de decesos, se reportaron 355 defunciones según el Minsa. Este número ya estaba en aumento desde 2014, de acuerdo con los Anuarios Estadísticos de la Policía Nacional. Desde entonces, continuó con una variable de incremento, hasta registrar 426 muertes en 2022.
En la actualización del Mapa Nacional de Salud 2023, el suicidio ya no figura en las primeras causas de fallecimientos. Sin embargo, el cuadro presentado por el Minsa es incorrecto, ya que según el número de defunciones reportadas en los boletines del IML, el suicidio debería de estar en el puesto 14, con 198 muertes en 2023.
El IML registra un número mucho menor de la cantidad real de suicidios ocurridos en el país, ya que a esta institución llegan únicamente los casos referidos por los familiares de las personas que cometieron el suicidio, o por la Policía Nacional para hacer una investigación, explica el experto en salud mental. Así que el número de suicidios consumados en 2023 podría ser mucho mayor.
Por ejemplo, mientras el Minsa reportó 426 muertes por suicidio en 2022, el IML solamente reportó 236 en ese mismo año, 190 casos menos que los reportados en el Mapa Nacional de Salud.
Las sedes del Sistema Local de Atención Integral en Salud (SILAIS) registraron 167 suicidios en 2023, siendo Chinandega, León y Managua los principales departamentos que más reportan. Acorde con esta cifra, el suicidio nuevamente debería de estar dentro de las primeras 15 causas de morbilidad en el país.
“Es importante tener un enfoque desde la verdad. Con datos reales se pueden hacer campañas más efectivas de prevención en las escuelas y universidades. Si no, vamos a andar dando palos de locos, porque no sabemos dónde está la causa y dónde hay que trabajar el problema. Ocultar la información hace que se desvirtúe el problema y que la gente no tenga claridad para darle respuesta al tema” manifestó una Psicóloga a Radio Veritas, bajo condición de anonimato.
El cierre de las organizaciones sin fines de lucro también ha golpeado la situación de salud mental en Nicaragua, ya que muchas de ellas brindaban atención psicosocial de manera gratuita o a bajos costos, señala el experto.
Estas organizaciones también trabajaban en alianza con colegios, universidades y otros centros educativos tanto públicos como privados; ya que las principales personas que cometen suicidio se encuentran en la adolescencia o adultez joven. Sin embargo, desde la aniquilación de las organizaciones de la sociedad civil, se cerraron todos esos convenios.
“Antes de 2018 había cierta apertura de algunas universidades y de colegios públicos y privados para que las oenegés llegaran a hacer campañas y charlas de prevención. Ahora está cerrado todo”, dice un experto en salud mental bajo anonimato.
“Hace dos años pregunté sobre esto a un director de un colegio que tiene una matrícula grande en Managua. Me dijo que no, que el Ministerio de Educación (Mined) solamente autoriza algunas charlas de este tipo al personal de educación distrital. Si no va por orden del distrito, no puede llegar nadie”, añade.
El problema de esta situación es que muchas veces el personal del Mined que da estas charlas son personas no capacitadas en salud mental, y que por el contrario, reproducen mitos y estigmas alrededor de este tema y del suicidio.
“Ellos tienen mucho prejuicio. Dicen ‘mejor no hablemos del tema porque los chavalos se van a suicidar’. Ese pensamiento es parte de los mitos del suicidio. Hay que hablar del suicidio para hablar de la prevención y concientizar a los padres y madres de familia”, explica.
*La información que publicamos publicada en este artículo proviene de fuentes contrastadas. Debido a la situación en la que vive Nicaragua, muchas veces, nos vemos obligados a protegerlas bajo seudónimo o anonimato.