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El dictador Ortega añora el modelo de «diálogo y consenso» con la burguesía nicaragüense

El dictador  Daniel Ortega recordó este martes 30 de abril los años de buenas relaciones con el gran capital nicaragüense, en lo que se conoció «modelo de diálogo y consenso».

Según Ortega, todos estaban «contento» con esa relación hasta que llegaron las protestas antigubernamentales del 2018.

Al respecto, acusó a Estados Unidos de organizar las protestas, que el oficialismo califica como «intento de golpe de Estado».

«Fue un levantamiento bien articulado, bien organizado por las agencias del gobierno norteamericano, con gente incluso entrenada en Estados Unidos», señaló durante el acto conmemorativo de los 12 años del fallecimiento de Tomás Borge, uno de los fundadores del Frente Sandinista.

El dictador afirmó que las protestas iniciaron «cuando el país estaba en condiciones realmente de crecimiento, de desarrollo, donde se había logrado una alianza que era impensable en otros tiempos entre el gobierno del Frente Sandinista y el sector privado y todos contentos porque el país crecía y todos contentos porque se multiplicaba el empleo, todos contentos porque el numero de asegurados en la seguridad social seguía incrementándose, todos contentos porque mejoraba el servicio de salud, el servicio educación».

«Contentos los empresarios porque estaban haciendo dinero, también más empleos más compras, más capacidad de compra de la población, todos contentos, entonces había que matar esta alianza y lo que hicieron fue provocar un levantamiento criminal, cobarde, armado, donde incendiaron, quemaron a ciudadanos nicaragüenses y los filmaban ellos con sus camaritas y los publicaban porque ya sentían que estaba derrotado el gobierno del pueblo», manifestó Ortega.

Efectivamente, durante los 11 años previos al 2018 Ortega y los empresarios mantuvieron lo que los críticos consideraban un idilio nocivo para el país, ya que permitió hacer negocios a cambio de que Ortega consolidara un régimen autoritario en Nicaragua.

En octubre del 2018, la saliente embajadora de Estados Unidos en Nicaragua, Laura Dogu, recordó en un evento de la Cámara de Comercio Americana de Nicaragua (Amcham), el perjuicio que causó al país el acuerdo entre Ortega y los empresarios.

«Antes de abril, cuando hablaba de estos temas, la comunidad empresarial me decía con frecuencia que podían sacrificar algunos de estos derechos fundamentales porque Nicaragua no estaba en guerra, ni sufría la violencia de los países del triángulo norte», cuestionó en ese entonces la diplomática.

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