La decimotercera edición de la “plataforma” de moda Nicaragua Diseña concluyó el domingo 27 de octubre en el Centro de Convenciones Olof Palme en Managua, en lo que la prensa oficialista asegura fue un reflejo de la “innovación y el potencial creativo de la región”. El evento duró tres días, aunque, en palabras de su director, se “trabaja todo el año”.
Nicaragua Diseña se promociona cada año como el mayor escaparate de moda y diseño del país, e incluso de la región, una pasarela para el “talento nacional”. Sin embargo, detrás de las luces y los aplausos, lo que realmente desfila no son los jóvenes de la “escuela creativa” sino la propaganda estatal. La moda se convierte en un accesorio decorativo para lavar la cara al régimen Ortega-Murillo.


La «Plataforma», como la llaman los adeptos al régimen, es menos un evento auténtico de moda y más un espacio donde el gobierno exhibe su propia imagen, rodeado de simpatizantes que muestran poca o ninguna apertura al talento fresco y profesional. Esos simpatizantes son “relleno” en el evento, ya que ni modistas ni agencias de modelos internacionales, y mucho menos promotores culturales, estuvieron presentes.
El análisis de lo que vimos este fin de semana en Managua muestra que Nicaragua Diseña, lejos de abrir puertas al arte y la creatividad, es el “espectáculo” en el que los dirigentes se visten de gala y posan ante las cámaras. Al evento asisten principalmente figuras ligadas al gobierno, mientras el resto del país observa desde las redes sociales y las televisoras estatales cómo la “moda” se convierte en una herramienta más del aparato político.

Queda claro, una vez más, que el proyecto que dirige desde hace más de una década Camila Ortega Murillo, hija de la pareja dictatorial, es una fachada que utiliza fondos públicos del Instituto Nicaragüense de Turismo (INTUR) para satisfacer los gustos de la asistente personal, codirectora del INTUR e hija de Ortega-Murillo.
El régimen cada día se encuentra más aislado. El cuerpo diplomático no asiste a este evento, y la empresa privada ya no lo financia como antes; ahora, sus propios negocios se autofinancian. No sorprende que la primera fila —y única— esté ocupada por rostros conocidos del círculo gubernamental, quienes convierten el evento en una fiesta privada y altamente controlada. Es una pasarela de jóvenes de la Juventud Sandinista que no pueden actuar, ser y desarrollarse, pues el discurso oficial opaca a cualquiera. La pleitesía es para el “Compañero Presidente” y la “Compañera Vicepresidenta”, un discurso que toda persona funcionaria del estado en Nicaragua se repite cuando le ponen un micrófono y una cámara enfrente.
En regímenes autoritarios, el talento de las personas pasa a ser secundario, porque lo importante es la figura de quienes ordenan, disponen y controlan. El espectáculo se convierte en un desfile de personajes que, más que resaltar la moda, se enfocan en mostrar lealtad política.

En eventos como este, no importa tanto la preparación o experiencia en moda, sino la afinidad con la Juventud Sandinista o con espacios controlados por el régimen. Lejos de un ambiente profesional y cálido, donde la moda realmente deslumbre a los asistentes ya la audiencia en redes sociales, el evento parece más bien una fiesta de egos, con asistentes que buscan más la foto que el arte. ¿Sabrán de arte? En un país que no cuenta con una escuela de arte y donde la filosofía, la cultura y el desarrollo artístico son casi nulos. Basta con ver los formatos de entrevistas de Canal 13, o de otros medios, a los modelos, para entender lo que afirmo.
Este espectáculo no es casual. Los mismos organizadores del gobierno han impulsado concursos de belleza, como el certamen «Reinas Nicaragua», donde seleccionan a figuras que, más que brillar por su preparación, parecen elegidas únicamente para el espectáculo.

En un giro irónico, ni siquiera las figuras creadas por el propio gobierno logran resonar en Nicaragua Diseña. Los elegidos, lejos de representar la moda nacional, parecen un refrito improvisado, sin reflejar realmente el potencial de una industria que merece un espacio libre y auténtico. Pero como las “Reinas de Nicaragua” ya no son una agenda mediática importante para el régimen, se aplica la política de “quita y pone”, jugando así con la dignidad de las personas.
En última instancia, Nicaragua Diseña no es una plataforma de moda y diseño para los jóvenes nicaragüenses, sino un evento de propaganda que termina siendo un accesorio más.
Para el régimen, el arte y la creatividad son solo telones de fondo en una producción donde la moda es secundaria y el control de la narrativa es lo que realmente desfila en la pasarela. La prioridad para la “compañera” y el “compañero” es garantizar que los conciertos de ópera, galas líricas, desfiles de trajes folklóricos, noches de ballet, conciertos navideños y Nicaragua Diseña se desarrollen con “éxito”. Las figuras de relevancia no son los “beneficiarios” ni el “pueblo presidente”, sino los «chigüines».
*Las fotografías usadas en este artículo son tomadas de las redes sociales de Nicaragua Diseña