La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo intentó la noche de este martes hacer creer a la opinión pública nacional e internacional, a través de fotografías y un video, que le está dando un trato digno a monseñor Rolando Álvarez en la cárcel Modelo de Tipitapa, pero analistas consideran que se trató de un «intento fallido».
«A pesar de la pulcritud, el orden de las cosas que se muestran en las imágenes, lo cierto es que el cuerpo de monseñor Rolando Álvarez acusa los estragos de haber estado más de un año en la cárcel», expresó un excatedrático de comunicación de la confiscada UCA, quien advirtió que «esa puesta en escena nadie le va a creer al gobierno, que el obispo tiene esas condiciones en su celda».
La excarcelada política Dora María Téllez, quien pasó por situaciones similares a las que ahora vive monseñor Álvarez, también considera que se trata de un «escenario ficticio» en el que la dictadura mostró al sacerdote.
«Ya lo vivimos en diciembre del año pasado (2022) y en enero de este año (2023), los Ortega Murillo acostumbran a crear escenarios ficticios, porque son escenarios de mentira, para tratar de mostrar que ellos tienen cierta consideración y respeto por los presos políticos, lo cual es completamente falso», declaró Téllez.
A Téllez las fotografías mostradas por el régimen también le dejaron preocupada porque en ellas se ve a monseñor siendo atendido en una condición muy delicada.
«Se ve muy delgado, muy pálido. Parece que le están poniendo algo en la vena, lo cual me hace pensar que ha estado en una situación de enfermedad y de deterioro de su condición de salud. Así que francamente, si el régimen pensaba que con esas fotografías y ese video indignante iba a convencer a la opinión pública nacional e internacional, de que le están dando un trato digno a monseñor Álvarez, logró todo lo contrario», afirmó.
El especialista en derechos humanos, Uriel Pineda, opina en el mismo sentido y, además, considera que hay una doble intención de la dictadura con la publicación de la dictadura de las fotos y el video.
«Por una parte, tranquilizar a la opinión pública y, sobre todo, a la comunidad internacional respecto de las condiciones de reclusión de monseñor Rolando Álvarez. También, enviar un mensaje de advertencia, de que pueden cambiar esas condiciones para mal», externó Pineda.
A través del Ministerio de Gobernación (Migob), el régimen mostró que monseñor Álvarez ha sido visitado por sus hermanos Vilma y Manuel Álvarez en los meses de marzo, mayo, julio, agosto, octubre y noviembre de este año 2023.
Además, que médicos del hospital de la Policía lo han atendido en julio, septiembre y octubre.
A monseñor Álvarez las imágenes lo muestran en una celda muy limpia, con un televisor, del que, a pesar de que tiene a su disposición un control remoto, son los guardias quienes cambian los canales; sillones y sofás nuevos, sin señas de haber sido usados; una mesa con agua purificada, frutas, adornos, jugos; plantas; comedor también con frutas, granola, cereales y otros alimentos.
El especialista en administración de justicia, Yader Morazán, hizo notar en su cuenta de la red social X que en la puesta en escena hay elementos que por normas consensuadas internacionalmente no pueden estar dentro de una celda.
«En ninguna parte del mundo la población penitenciaria puede tener acceso a cordones de zapatos, cables de televisión como el que se ve en la imagen, o cualquier objeto que pueda convertirse en un arma contundente o punzante como la jarra que se ve en la mesa donde está monseñor Rolando Álvarez», escribió Morazán.
«¿En qué parte del mundo han visto una celda con cables colgados? ¿Son tontos, o nos creen tontos?», insiste el abogado.
Dora María Téllez lamentó que la dictadura tenga sometido a monseñor Rolando Álvarez a un aislamiento en la peor de las celdas de la Modelo, la 300, mejor conocida como El Infiernillo, y ahora aparezcan “con un montaje que de viaje se ve que es una cosa completamente falsa”.
“Unos muebles que nunca han sido usados, unos sillones donde nadie se ha sentado, una televisión a la que le cambiaban los programas cada vez que pasaba la cámara y, además, el lenguaje corporal de monseñor lo dice todo. Monseñor nunca ve la cámara, nunca sonríe, nunca tiene ninguna expresión más que de malestar, de estar siendo sometido a la humillación del teatro montado por la familia Ortega Murillo”, explica Téllez.
“No solamente no mostraron que el obispo Álvarez está siendo bien tratado en la prisión, sino que mostraron todo lo contrario, que está siendo maltratado, humillado, atropellado en su dignidad y que en efecto no tiene las condiciones que ellos dicen que tiene”, añadió la excarcelada política, desterrada por la dictadura a Estados Unidos en febrero pasado, junto a otros 221 presos políticos.